Los fascoinante de estar en Europa es poder dormirse y levantarse con las Historias en Ecuador medianamente armadas, con lo que cualquier interpretación ya pasa con un café en la cabeza. Es muy más sano mentalmente y emocionalmente evita complicaciones de tipo mental.
Y lo curioso, al final del día, es que las historias con café realmente pasan mucho mejor. Por ejemplo ésta del #17s. En un resumen muy rápido, existe un reclamo de varios sectores sociales, que que busca hacer su reclamo público y notorio en la calle. El día de ayer, la Presidencia planteó la posibilidad de hacer una manifestación en respuesta a los primeros.
Sobre las motivaciones no me voy a referir, porque son harina de otro costal, y tendríamos que hacer un análisis de fondo de la situación nacional. No soy analista, ni pretendo serlo. Pero si soy ciudadano, y los temas públicos me parecen interesantes, así que ahí vamos.
Mi diagnóstico sobre el asunto:
- No hay otra forma de hablar sobre los temas de debate público de una forma que no sea un concurso de testosterona entre las élites políticas del país. Hemos dado legitimidad política los últimos 30 años de democracia a grupos elitarios que hacen ver a las inquinas de Game of Thrones un juego de niños. En ese orden de cosas, nuestra clase dirigente es una serie de líderes de manada que juegan por la supremacía de la manada más grande.
- Dado que es una clase dominante, no hemos tenido nunca tal cosa como un recambio de élites, cosa que es un mecanismo sano para oxigenar el poder. Sólo tenemos pequeñas cirugías estéticas en las herramientas de dominación.
- Yo no creo en "la calle" como forma de solucionar los problemas. Tuve el honor de nacer y crecer en el Centro de Quito, y me sé, sin dudarlo, el 99% de las consignas políticas, de la izquierda y la derecha. Hasta ahora, no veo que ninguna haya generado el efecto que se proponía. La manifestación como performance me parece desgastada, peligrosa, y sobre-explotada. Si a mi me preguntaran, les diría que utilicen la calle cuando no haya otra medida y cuando la gente no tenga nada que perder, y por lo tanto, todo por ganar. En Ecuador, donde todos somos familia y todos sabemos de que pata cojea el vecino, TODOS tenemos mucho que perder.
- Hay una proporción importante de gente que plantea la oposición a todo. Yo creo en la oposición leal. Para bien o para mal, el Presidente que tienes es el presidente nacido de una decisión democrática. Y te lo tienes que aguantar si no te gusta. Gajes del oficio, ya que si pides democracia, tu debes aceptar las condiciones de la misma. Pero eso implica el deber de exigir hasta el límite al poder, para que haga lo que debe de hacer. Sé que eso hace del actor de gobernar un infierno, pero se gobierna mejor.
- Por otro lado, el Poder está siendo ejercido sin pensar en el mañana. Yo sólo diría lo que le decían a los generales romanos victoriosos: "Recuerda que eres mortal". Abrir los ojos, y ver que en el otro lado del río hay una buena oposición con buenas ideas, y tender los puentes, es un acto de poder que le gana a cualquier marcha.
- Si queremos cerrar los ojos, cabrearte con tu vecino por lo que piensa, y esperar alegremente a que Ecuador se convierta en Kosovo, es una decisión personal. Pero a mi no me gusta nunca las guerras frías ideológicas. Peor las calientes.
Con esos antecedentes: A mi me gustaría que nadie fuera a la calle, ni a favor en contra. Que el Poder y el Contraapoder se den cuenta que los ciudadanos no somos solamente fichas de ajedrez. Tenemos un alma y un cerebro. Y también mucho valor para no sólo patear el tablero, sino para pedir que se juegue el juego de forma correcta. No suena tan complicado, ¿verdad?
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